Tranquilamente podría convertirme en un número más de los
millones de personas que te habrán dicho: “Crecí escuchándote”; es que es así,
realmente CRECÍ escuchándote, no sólo acumulé edad; CRECÍ con vos.
Al principio, debo confesar… fuiste tan sólo uno de los
cuantos musicalizadores de mi vida, algo muy común en casi cualquier chico
latinoamericano. Es que sos el símbolo de muchas épocas; siempre tuve la idea
de que mi vida se dividía en segmentos arbitrariamente (por algo desconocido)
divididos y que cada segmento tenía las cosas que quedaban significativas,
anclajes que al aparecer en otro momento, me transportaban hacia ahí: aromas,
imágenes, texturas, sabores y por supuesto, sonidos… dentro de estos sonidos,
me cuesta encontrar alguno de estos segmentos donde no existía al menos un tema
tuyo. Así fui creciendo y por ejemplo, uno los primeros momentos que recuerdo
donde sentí felicidad, puedo revivirlo, simplemente con escuchar “Cuando pase
el temblor”
Los segmentos avanzaban y quizá como el 99% de los músicos
de mi generación, uno de los primeros temas que aprendimos a tocar fue “De
música ligera”, y ese 99% sabe lo que es esa sensación; tocar ese tema era
fácilmente comparable con tocar Satisfaction, Imagine o Let it be. Es sentir
que estás reproduciendo una parte fundamental de la cultura, a pesar de no
hacerlo consciente, eso se sabe…
Pero no quedó ahí, seguí acumulando edad y sí, seguí
CRECIENDO mientras conocía tu obra. El sentirte así, me hizo cada día querer
ser mejor músico, mejor artista, mejor persona. Me hizo llegar a los puntos más
profundos de mis esquemas emocionales. Tantas veces lloré cantando: “He llegado
hasta el fin con los brazos cansados”; tantas veces reí con “Siempre es hoy”; tantas
veces sentí que no todo estaba perdido con una sola frase: “Tarda en llegar y
al final, hay recompensa”; tantas veces pude olvidar cuando nos recordabas que
poder decir adiós es crecer. Así, varios temas para cada situación en la vida.
Me fuiste acompañando, nos fuiste acompañando…
Y si eso fuera poco, en los últimos tiempos sentí una
conexión aún más especial con vos. Sentí en carne propia el poder sanador de la
Fuerza Natural, gracias a vos. Me acerqué al amor de mi vida también gracias a
vos, debo decirlo… me ayudaste a enamorarla un poco más mientras le cantaba
algunos temas tuyos; y también a ella la has acompañado durante tantos años que
mi agradecimiento se multiplica entonces.
Esto, es por ahora, lo que nos has dado y hoy tengo ganas de
agradecerte. Lejos de todo, gracias por traer tanta genialidad, inspiración y
fuerza a este mundo tan carente de… Pase lo que pase, podés estar tranquilo de
que en estos 50 años en los que llevas puesto el “uniforme de piel humana”, has
hecho de este mundo un lugar mucho más agradable.
Gracias por todo. Estamos con vos... Sos alma de diamante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario